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Fábula. Revista literaria
Asociación Riojana de Jovenes Escritores y Artistas
ISSN: 1698-2800

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Sumarios

EL DUEÑO DE PEPE, CAMÔES Y GRETA
ENTREVISTA A JOSÉ SARAMAGO
Rubén Marín Abeytua
Arantza Sáenz Blanco

"Dios nunca abandona a los buenos marxistas"
                                       (Enrique Tierno Galván)

Fábula Nº 12, p. 36-42

     El hombre que está podando las plantas desconoce el nombre de su vecino, lo ignora o no lo recuerda, habla el español con dificultad e interviene, ¿El escritor?, Sí, parece abrirse un atisbo de inteligencia, acuerdo o entendimiento entre las paredes blancas de los chalés o edificios de planta baja de Tías, el municipio de esa balsa de piedra llamada Lanzarote, cercano a Arrecife, desde el cual el observador avezado puede ver la primera línea de mar.
     Al llamar al timbre aparece una señora vestida de blanco, al igual que las paredes de los chalés o edificios de planta baja de Tías, con un trapo en la mano con el cual limpia el polvo de la puerta de entrada mientras habla. Generosa en carnes y de palabra promete ponernos en contacto con otra mujer, atenta e inquisitiva si recuerdo bien, y repito sus propias palabras, que anota nuestro teléfono e intenciones. Esto, en vez de burocratizar nuestros deseos, de pararlos o desviarlos, consigue darloes curso. La respuesta (y la cita) están contenidas en el mensaje del buzón de voz de un móvil. La tecnología, por fin, es útil.
     Hay gente que va y viene, puertas que se abren y se cierran, destinos que se cruzan, paredes blancas que vuelven a visitar nuestras retinas. Si no contesta es que están dentro de la casa, igual oís a los perros. Gracias, suerte. Nos recibe Pilar del Río. Traemos recuerdos de Antonio Gómez Rufo. Sí, es un buen amigo. Entramos guiados por los tres perros (Pepe, Camôes y Greta) que van abriéndose paso abalanzándose, pegando sus patas en nuestras piernas, reclamando nuestra atención cual niños mendicantes.
Al sentarnos en el sofá de un cuarto de estar -de una sobriedad lujosa-, los tres perros callan para celebrar, con su silencio, el rito de la espera (breve) que es aprovechada por los huéspedes para observar cada uno de los detalles de la estancia, por si en ellos hay un significado oculto que puede desvelarnos otros. Hay cuadros, libros (muchos y en cualquier lugar, ordenados y amontonados) y, distribuyéndolo todo en un orden único, repito, una lujosa sobriedad.

F.-      La primera pregunta es obligada, procede de quien no pudo estar en ese momento aun habiéndolo deseado, la formula a través de quien sí está ahí e interpreta a José Saramago interesándose por el momento primero en que el escritor nov/bel tuvo conciencia de su condición, después de que publicara un día un libro y luego abandonara ese oficio por otros (mecánico, editor, periodista) hasta 40 años después…

J.S.-     Más concretamente 19 años, pero en primer lugar hay que saber qué es ser un escritor, cómo se reconoce uno, de un día para otro, a una hora determinada, como escritor. Si el hecho de haber escrito un libro y publicarlo define qué es ser un escritor. No creo que sea suficiente porque la verdad es que, cuando en 1947 escribí esa novela, si alguien me hubiera preguntado: Ahora que usted ha publicado un libro, ¿es escritor? , hubiera dicho: No, no soy escritor. Ser escritor es otra cosa. Incluso cuando en 1966 publico un libro de poemas y en 1977 otro, tampoco allí diría que soy escritor. Es algo que ocurre, que ya está. Ser escritor es una actividad que no tiene que ser continua ni permanente, pero en la que, sobre todo, uno se encuentra siéndolo sin darse cuenta de que esto ocurrió en un momento o que está ocurriendo. Es como haber entrado en una casa sin darse cuenta de que has pasado la puerta; creo que eso lo explica mejor.

F.-     En la aldea, con sus abuelos, supongo que nunca imaginó que llegaría a ganar el Premio Nobel.

J.S.-     Mis abuelos maternos eran analfabetos, mi padre no, pero sí mi madre. Viví en una familia que, por así decirlo, no prometía nada. Si un académico mirara en esa familia, en mis abuelos, en mis padres, y se preguntara ¿Qué es lo que producirá un día?, seguramente no un escritor, y mucho menos, un Premio Nobel. Y cuando uno sabe que no tiene lo que se llama la preparación académica más alta o que hasta los 19 años no ha tenido una biblioteca propia. A esas alturas me miraba a mí mismo como un lector, como alguien a quien le gustaba leer y que leía cuanto se encontraba.

F.-     Su peculiar estilo es contradictorio, pues por un lado es muy visual, a veces certero, pero también se revuelve en sí mismo y se pierde en sus recovecos. ¿Es así por un deseo deliberado?

J.S.-     Intencional es, pero nunca en mi vida me he sentado a preguntarme Ahora qué escribo . Aparentemente hay una contradicción, por un lado creo que es cierto que hay mucha visualidad pero, por otro lado, no debería existir porque la narración está de tal modo enredada que debería quedar difusa. Ese estilo nace de una novela que se publicó en 1980, Levantado del suelo , una historia de los campesinos del sur de Portugal. Empecé a escribirla con toda normalidad, los guiones, las puntuaciones, nadie en ese momento podía decir que estuviera saltándome la norma. Al contrario, la acataba. Y a la altura de la página 24 ó 25, no recuerdo bien, de un momento a otro, empecé a escribir con lo que hoy es mi estilo propio, aunque me gusta más decir mi voz propia. Y luego, cuando llegué al final de la novela, no me quedó más remedio que volver atrás para poner lo que estaba antes de acuerdo con lo que estaba después.
Y, a partir de eso, sí se define un estilo que no es original -tal vez lo haga con más criterio o con la conciencia de que lo pretendo-, una voz que no es siempre igual, que contiene cambios de una novela a otra, pero no creo que se pierda la narración, yo no me pierdo, aunque quizás el lector sí. Recuerdo que un amigo al que le regalé la novela Levantado del suelo me dijo No entiendo nada, lo siento , y le di una sugerencia, Lee 2 ó 3 páginas en voz alta, y al día siguiente llamó para decir, Ya sé lo que leo . La puntuación es como la señalización de una carretera. Yo quito todo eso, pido al lector más concentración porque en el fondo es el lector quien tiene que terminar la novela en sentido estricto porque tiene que poner lo que no está y lo que no está son todas esas señales de tráfico que, por un lado informan, pero por otro quitan la concentración que debería dar a la carretera. Él se fía de que todo está claro y tal vez no lo esté. Y eso es lo mismo al leer. Tiene que leer con la conciencia de que el texto, de alguna forma, se lo he dado incompleto. Y en esa lectura dinámica, muscular, el lector tiene que participar, no ser sólo un órgano capaz de descifrar lo que está leyendo. El lector necesita escuchar dentro de su cabeza una voz como si estuviera leyendo en voz alta. Si es así, lo entiende.

F.-     En la lectura de La caverna o Todos los nombres fue inevitable que pusiera sus facciones a los personajes sin rostro de Cipriano Algor y el Sr. José. ¿Hay algo de usted en ellos o fue simple ilusión óptica de lector?

J.S.-     Es una ilusión óptica, aunque es algo más serio que eso. En el fondo el lector tiene siempre la necesidad de conocer quién es el autor y es muy fácil que el lector lo asocie con el personaje. No quiero decir que yo no esté ahí, no, pero si comparamos los dos personajes, Cipriano Algor y el Sr. José, hay cosas que acercan al uno y al otro, pero también hay cosas que les diferencian muchísimo. Digamos que estoy ahí de la misma forma que Flaubert decía que Madame Bovary era él. Era él y no era él, hay una filosofía de vida y una forma de encararla que están en Cipriano Algor y en el Sr. José, pero que también están en el Cristo y, sobre todo, en el diablo de El Evangelio… Yo soy mucho más el diablo aquel que Cipriano Algor.

F.-     Al leer El Evangelio según Jesucristo me sorprendió que, a pesar de su ateísmo confeso, usted no renunciaba al componente mágico, o religioso, del personaje histórico de Cristo. ¿Fue eso lo que fascinó de él, su complejidad?

J.S-     ¿Histórico? Lo que nosotros tenemos no son documentos históricos. Si recordamos que los evangelios fueron escritos 70 y 80 años después de que Cristo muriera, lo que hay ahí son memorias de testigo o que pasaron de testigos a personas que no lo han sido, y por lo tanto llega un momento en que las muchísimas contradicciones que hay entre los distintos evangelios le quitan, de alguna forma, el carácter de documento porque, entonces, tendríamos que optar y decir que éste es más histórico que ese y no acabaríamos. Hay momentos en el evangelio en que uno se pregunta qué clase de hombre es ese que no reconoce a su familia, ni a su propia madre, o que cuando la higuera no tenía fruto le lanzó una maldición, cuando no era tiempo de que lo diera. Son míticos y todo lo que se quiera, pero no son documentos históricos. Incluso dijo: No he venido a traer la paz, he venido a traer la espada , y aunque tenga un sentido alegórico, no se puede excluir el sentido directo, real, de las palabras que se dicen. El Jesús mío no tiene esa complejidad. Este hombre es una víctima del poder de dios, que quería ensanchar su territorio y que decidió eso, poner ahí una víctima, que es lo mejor en situaciones como esta. Entonces, la vida de Jesús es la situación de alguien que ha sido elegido para algo que, en el fondo, no quiere. Si hemos partido de un principio, que Jesús es hijo de dios, en un sentido canónico, teologal, mi interpretación no tiene sentido alguno. Ahora, desde mi punto de vista, que Jesús es un ser carnal, hijo de hombre y mujer, y dios decide cuándo es elegido, el balance es que dios necesita un ser humano para convertirlo en lo que después se llamará El Hijo y que tiene su compensación en la existencia misma del diablo, que no es esa figura mala con pies de cabra sino el educador, porque dios no enseña nada. Dios quiere que Jesús se sacrifique por él y quien le enseña algo de lo que es la vida es el diablo, la figura supuestamente negativa. Quiero decir con esto que lo que me interesaba era cómo un hombre pudiera ser objeto de la necesidad de dios. Dios no podría por sí mismo, sólo por sí mismo, hacer nada. Al mismo tiempo que el hombre necesita a dios para encontrar una justificación a su propia vida, dios necesita al hombre por una razón sencillísima: si se acaba un día la Humanidad, se acabó dios. Dios es una creación humana. Y Cristo fue un hombre tan hombre, completo, entero, que fue capaz de amar y ser amado. Eso era lo que me interesaba, no escribir una vida de Cristo sino la del chico, del joven y del hombre llamado Jesús, hijo de José y María. El único lugar donde está dios y donde está satán, el bien y el mal, el orgullo, la bondad y la ambición está (apuntando con un dedo a su sien) aquí. Aquí está todo y aquí se creó todo.

F.-     Blas de Otero ya lo dijo en un verso: "El cielo y el infierno están aquí".

J.S.-     Eso lo ha dicho Blas de Otero, lo dijo Sartre y creo que lo dijo Adán (sonríe). Todos tenemos razón para decirlo por muchas circunstancias. Somos nosotros quienes hacemos a veces algo parecido al paraíso, a la felicidad, pero lo más normal entre nosotros es el infierno cotidiano.

F.-     ¿Lanzarote tiene algo de ese paraíso?

J.S.-     No, el cielo no está aquí… Aquí hay un lugar tranquilo, pero también está toda la ambición, aunque quizá no llegue a hacerse lo que se ha hecho en Gran Canaria o Tenerife (sólo) por la resistencia de algunas cuantas personas. Daos cuenta de la cantidad de carreteras inútiles que hay en esta isla. Ahora tienen la idea terrorífica de hacer una autopista desde el Norte hasta el Sur en una isla de 50 km. ¿Se necesita una autopista para 50 km.? Y las rotondas, no hay un lugar en la tierra que tenga tantas rotondas como Lanzarote.

F.-     En la lectura de libros como La Caverna se observa cierta desconfianza hacia el progreso, tal vez mal llamado progreso, puramente técnico. Esa, sin embargo, creo que es una contradicción en el debate sobre la Globalización quienes dicen estar a favor de ella no lo están en el normal tránsito de personas entre países (la inmigración), y quienes parecen estar en contra no reconocen que ese progreso técnico quizá haya permitido, entre otros logros, por ejemplo, que sus libros hayan sido leídos en más países por más personas.

J.S.-     El problema está en algo, desde mi punto de vista, bastante sencillo, por lo que no acabamos de decidirnos. Lo que pido es que se reconozca al Ser Humano como la prioridad absoluta porque no deberíamos permitir que un solo ser humano pudiera, por ejemplo, morir de hambre. Y esa sería la mayor justificación para estas huelgas y manifestaciones. La mayor obscenidad que se puede imaginar en el mundo, al mismo tiempo que se ha llegado a la Luna, es que hay alguien que se muera de hambre. Ahora, que mis libros, por el hecho de la globalización, lleguen a más fácilmente…
     La Biblia supongo que es un libro que ha sido publicado en el mundo y que ha llegado a todos y eso ya era así antes de la globalización. Y es que, en el fondo, cuando decimos que ahora todo es más fácil, resulta que las librerías no sólo imponen las condiciones de compra de los libros con descuentos sino que hay libros que no entrarán nunca, curiosamente los más necesarios, porque son aquellos que forman a la persona; por volver a La Caverna, seguro que ahora no encontramos La República , de Platón. Vender más no significa que se venda lo mejor sino que venden más algunos libros.
     A mí lo que me gustaría es que llegáramos a construir un mundo en el que no tuviéramos que estar continuamente diciendo Más Justicia Social , sino Justicia Social , sin más ni menos, que esta especie a la que pertenecemos se pueda llamar Humanidad, porque no puede haber otra prioridad que el Ser Humano. Y, por otra parte, los Derechos Humanos… una broma de mal gusto. Basta recordar que hace cuatro años se celebró el 50º Aniversario de los Derechos Humanos y fue una fiesta como el Día del Niño, el Día de la Mujer o el Día de lo Que Sea. ¿Por qué no se celebra al año siguiente?
     Vivimos en un mundo en que se discute todo, se debate todo, hay debates sobre todo en todos los lugares del mundo, menos una cosa: la Democracia. De eso no se debate, como si fuera un insecto perfecto y acabado que no tenemos que examinar por si hubiera una especie de mutante que se está convirtiendo en su contrario. La democracia es una cosa estupenda porque permite hacer democráticamente cosas que no son nada democráticas. En este momento hay que denunciar que los gobiernos con los comisarios políticos del poder económico. Y esta es la realidad a la que nadie osa enfrentarse; bueno, algunos, muchos sí, pero controlados por lo que podamos decir y dónde.

F.-     ¿No le molesta ser, a veces, más reconocido por sus ideas políticas que por sus libros?

J.S.-     No, porque no pienso que sea así y, además, porque mis ideas políticas tienen poquísima aplicación. Sigo siendo lo que era antes, comunista, lo que sí puedo decir es que no soy un escritor que se limita a escribir, que entiende que su obligación es intervenir en la vida y arriesgar lo que sea necesario, no quiero decir físicamente, pero arriesgar mi tranquilidad y sacrificar alguna parte de mi tiempo para las causas que considero tan importantes como lo que hago literariamente, mis libros. El escritor es un ciudadano y si el Premio Nobel me ha dado la posibilidad de que lo que digo llegue más rápidamente a las personas, pues entonces lo aprovecho muy conscientemente porque, si no lo hiciera una parte de mí mismo se quedaría incompleta. Es decir, yo me reconozco a mí mismo como ciudadano. No me importaría nada que fuera más conocido por mi acción cívica o política en el sentido más vulgar que incluso por mis propios libros, no me importaría nada. Ah… claro, ¿quién es?, Es el señor que estaba diciendo unas cosas que leí Ah… pero es el que escribe . No pasaría nada, no tiene ninguna importancia porque estoy segurísimo de algo, que lo que yo hago alcanza, toca a personas que no me han leído nunca, porque soy muy consciente de que en Portugal o donde sea hay miles de personas que no me han leído nunca pero prestan alguna atención a lo que digo fuera de la literatura.

F.-     ¿La literatura es un arma cargada de futuro?

J.S.-     No, no… hay que poner poemas como ese en su momento, en el tiempo que se escriben. La única cosa que puedo decir que está cargada de futuro es el Ser Humano. Y, por otra parte, las ideas de que la literatura influye en la sociedad, en el mundo, son un engaño. Influye, sí, en unas cuantas personas que por esto o aquello se han sentido involucradas por un escritor. Ah… su libro me ha cambiado la vida , y yo me pregunto: ¿Cómo le ha cambiado? Tiene, quizá, una concepción un poco más justa de la vida, pero no al punto de cambiar una vida y mucho menos que cambie.
¿Y cómo está el mundo? Tenemos un mundo como si nunca hubieran existido Sócrates o Platón, con literatura o sin literatura vivimos en un mundo malo y no vale la pena decir aquí está Dante, que escribió La divina comedia , o El Quijote o las obras de Shakespeare. Partimos del principio de que todas las innovaciones técnicas sirven para difundir lo bueno y no es suficiente. Que se haya inventado la prensa y sea posible reproducir palabras en papel no es suficiente porque igualmente que sirve para difundir lo bueno sirve para difundir lo malo. La enseñanza, como todo el mundo sabe, es un desastre. La gente sale no sólo del instituto sino de la Universidad sabiendo poco y sabiendo mal lo poco que sabe. Y las condiciones materiales para aprender están ahí.

F.-     Borges dijo algo así como que aquello que puede decirse en 500 palabras también puede contarse en 50. Dándole la vuelta al argumento, ¿reside ahí la esencia de la literatura?

J.S.-     Al Quijote se le pueden sacar 100 páginas, incluso 200 páginas. La pregunta es si seguirá siendo el Quijote. ¿Cuenta la misma historia? A lo mejor vuestra revista Fábula , todo lo que tiene ahí, cabe en una página.
¿Qué significa esto? Si aplicamos eso a todo lo que decimos, entonces a lo mejor conseguimos estar callados. Si yo quiero decir a alguien Te quiero , puedo decirlo en 3 palabras, pero probablemente me quedará mejor, más completo, más auténtico y más profundo si eso lo digo en 30, en 300 ó en 3.000. Los escritores tienen una necesidad terrible de hacer grandes frases y, a veces, cuando yo digo algo que suena bien, pero luego carece de sentido. A lo mejor hay demasiadas palabras en el mundo, pero como las tenemos habrá que utilizarlas…

     El ciudadano que escribe y habla y que dice lo que piensa, tengan o no aplicación sus ideas, viaja, va y viene, sustrayendo de sí mismo tiempo de su vida. Por eso, después de la entrevista, y después de las fotos, después de la conversación, ahora más relajada, en torno a los olivos de su jardín, al aliño que un día dio en un plato, o en torno al genio de sus tres perros, uno de ellos el personaje al que un lector en nuestro mismo lugar podría ponerle las facciones de Encontrado en La caverna , después de contemplar juntos la primera línea de mar convertida en horizonte, después de regalarle un libro de literatura novel que abre por una página cualquiera, libre y espontáneamente, para recitar un verso casual y requerirle un autógrafo, Para Diego, mientras no voy a Logroño, José Saramago (24.5.2002) , pero antes de que se cierre la última puerta de su casa y de que sea él quien la cancele, no podemos sino devolverle, con sus mismas palabras, Gracias por esto que quizá le parezca poco y que para nosotros es mucho , un agradecimiento que José Saramago replica, generoso, con media sonrisa.

 

 

 

Esta entrevista nunca hubiera sido posible sin las llamadas de Mª José L. Morga, los ánimos de Marisa Arribas, los consejos de Miguel Ángel Muro o la cinta de audio de Estela Barco.

 

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Última modificación: 19-07-2017 11:21

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