Fábula. Revista literaria
Asociación Riojana de Jovenes Escritores y Artistas
ISSN: 1698-2800
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FERNANDO IWASAKI
Por Luis García
Fábula Nº 14, p. 58-62
Estamos de buena cosecha.
A las ya conocidas Pequeñas resistencias
o Por favor sea breve, también editadas
por Páginas de Espuma, y a las publicaciones
con cuenta gotas, pero siempre esperadas, de libros
de microrrelatos de autores como Eduardo Galeano, se
une ahora una maravillosa colección de pequeñas
especies literarias firmadas por Fernando Iwasaki, que
vienen a sazonar un género siempre respetado
pero excesivamente olvidado.
Luis García.- Presenta
Ajuar funerario , en donde homenajea por partida doble
al género del microrrelato
a la literatura fantástica.... ¿Vivimos
tiempos dulces para el género breve?
Fernando Iwasaki.- No creo que sean
más dulces que hace unos cuantos años,
cuando los lectores españoles descubrieron los
cuentos de Cortázar, Borges, Ribeyro y Monterroso.
Siempre se han publicado estupendos libros de relatos
en España, pero quizás ahora existen editoriales
y colecciones que apuestan de una manera más
rotunda por este género. Y eso sí supone
una diferencia.
L.G.- ¿Se encuentra
mas a gusto en las distancias cortas que en la novela?.
F.I.- Son registros
distintos que exigen tramas, atmósferas y personajes
diferentes, pero no mucho más. Después
de todo, el trabajo de un narrador se valora por el
conjunto de su obra y en esa bolsa cotizan los relatos,
las novelas, los prólogos, los ensayos y hasta
los artículos.
L.G.- Porque
creo haber leído en algún sitio que su
reivindicación del cuento le viene de antaño....
F.I.- Desde adolescente
admiré y leí a Poe, Lovecraft, Cortázar,
Ribeyro y Borges. ¿Cómo no iba a escribir
cuentos? Mis comienzos como escritor fueron los relatos
reunidos en "Tres noches de corbata", un libro
que publiqué en Lima en 1987 después de
vender la cocina y la nevera. Publicar en Perú
no era fácil y el cuento es un género
que en América Latina mantiene un gran prestigio.
La primera edición de aquel libro se agotó
entre mis amigos y estudiantes universitarios y hubo
incluso una segunda tirada que ya corrió por
cuenta del editor y entonces no sólo volvimos
a comer caliente, sino también fresquito.
L.G.- Sin embargo
son pocos los editores que se atreven a publicar libros
de relatos, y ya no digamos de microrrelatos....
F.I.- Todas las grandes
editoriales publican excelentes libros de relatos. Pienso
en Alfaguara, Anagrama y Tusquets; pero las editoriales
pequeñas pueden permitirse el lujo de arriesgar
en sus apuestas y así algunos de los mejores
volúmenes de cuentos de los últimos años
han sido editados por sellos maravillosos como Pre-Textos,
Lengua de Trapo y El Acantilado. Páginas de Espuma
pertenece a esta nueva estirpe de editoriales pequeñas,
exquisitas y ambiciosas.
L.G.- Háblenos
de Ajuar Funerario , ¿cómo y cuándo
nació como libro de relatos independiente?.
F.I.- Las primeras
imágenes me vinieron a la mente a comienzos de
los noventa, después de advertir que en muy pocas
líneas era posible producir desasosiego y escalofrío.
Siempre he sido lector de literatura de terror y se
me antojó asumir el doble reto de escribir un
libro de micro-relatos y que todos esos micro-relatos
fueran de terror.
L.G.- Leo en el prologo
la justificación al título, y leo que
está fechado en 1998... ¿tanto tiempo
llevaba Ajuar funerario guardado en un cajón?
F.I.- Ajuar
funerario no estaba guardado en un cajón.
Simplemente me puse a escribir esas historias a lo largo
de todos estos años, porque es imposible redactar
un centón de minicuentos de miedo en pocos meses.
A veces leía o escuchaba hablar a alguien y se
me ocurría una historia nueva que anotaba en
una libreta para reescribirla más tarde. Llevo
años haciendo eso y he escrito algunas más
después de entregar el manuscrito definitivo.
No obstante, el título y el prólogo sí
son del año 98, cuando Lengua de Trapo me solicitó
un cuento de diez páginas para la antología
Líneas Aéreas y se me ocurrió
mandar diez de aquellas miniaturas siniestras. Más
bien, en un cajón tengo guardado un libro de
relatos eróticos titulado Fricciones.
Historias de ciencia-fricción , que una
editorial me solicitó en 1992, pero hubo "marcha
atrás", "gatillazo" y el editor
se "corrió". Literariamente fue un
fracaso, aunque eróticamente fue un éxito.
L.G.- ¿Qué
o quién le animó a publicar ahora sus
micrrorelatos?.
F.I.- Los diez
micro-relatos que aparecieron en Líneas Aéreas
comenzaron a circular por Internet de una manera sorprendente,
y cuando Andrés Neuman me pidió cuentos
inéditos para Pequeñas resistencias
y le pasé algunos inéditos de Ajuar
funerario , me exhortó a publicarlos sin
demora. Doy fe que Juan Casamayor no se "corrió".
L.G.- Posiblemente
(corríjame si me equivoco) el microrrelato tiene
una dificultad añadida, ya que no es fácil
condensar en seis, siete líneas, tanta fuerza....
¿De donde le viene el cultivar el género?
F.I.- Creo que
el micro-relato supone primero la oralidad, un contador
de historias. El escritor interviene al final para miniar,
limar y pulir esas miniaturas orales. Estos son mis
primeros micro-relatos, pero no son mis primeras historias
orales. No se me ocurre otra explicación.
L.G.- Algunos
de ellos son especialmente inquietantes. Estoy pensando
en "Peter Pan" o en "La cueva",
¿seguirá Fernando Iwasaki por ese camino?
F.I.- La infancia
es la edad de todos los terrores primordiales y el niño
siempre es sujeto de terror. O el niño que fuimos
o los niños que engendramos. "Peter Pan"
y "La cueva" tienen como elemento común
esa infancia terrorífica o aterradora, y me interesa
explorar esos territorios. La literatura de terror nace
de las pesadillas completas de un niño en coma.
L.G.- Porque
soy de los que opinan que es necesaria una reivindicación
del género, y que la literatura con mayúsculas
se encuentra en los pequeños, pequeños
espacios.... ¿Cree necesario un debate sobre
el mismo?
F.I.- ¿Y
qué conseguiría el ganador del debate?
Para mí El Quijote es una suma de relatos.
Como la Biblia o los poemas homéricos, aunque
no veo utilidad filológica o comercial en semejante
discusión. Desde un punto de vista literario
tal vez, pero no creo que el tema le interese a más
de cuatro gatos, entre los que me cuento.
L.G.- ¿Coincide
con el dodecálogo del su colega Andrés
Neuman?
F.I.- Con Neuman
coincido hasta en los gustos musicales y futbolísticos.
Le tengo una gran admiración y un cariño
incondicional. Además, la suma de exilios de
su itinerario familiar me recuerda mucho a los míos.
En esta España de "cristianos viejos"
resulta inverosímil ese batiburrillo argentino
de alemanes, rusos, polacos, judíos, españoles
y franceses. Mis hijas estudian en el colegio público
de un pueblo jornalero de la vega sevillana y todos
los años tienen que volver a contar una historia
familiar que se extiende por Japón, Italia, Perú
y España. Las pobres no tienen más narices
que dedicarse a la literatura.
L.G.- Sus cuentos
tienen algo de Allan Poe.... ¿cierto?.
F.I.- Leí los
dos tomitos azules de Alianza cuando tenía 14
años. Todavía los conservo y me siguen
admirando el prólogo de Cortázar, sus
historias de terror y las primeras historias policiales
que creó para Dupin, el primer detective razonador
de la literatura. En 1997 visité su tumba en
Baltimore y descubrí que está enterrado
entre la familia Watson y la familia Holmes. Estoy seguro
que Conan Doyle también las vio cuando arribó
a Baltimore como parte de la tripulación de un
ballenero. Escribí sobre aquello en Clarín,
la revista de García Martín.
L.G.- ¿Cuales
son sus referentes literarios?
F.I.- Como ya
he descubierto a mis mentores en respuestas anteriores,
no quiero dejar de citar a los autores españoles
que más aprecio: Álvaro Cunqueiro, Wenceslao
Fernández-Flórez, Julio Camba y Enrique
Jardiel Poncela. Entre los peruanos admiro a Vargas
Llosa, Bryce Echenique y Julio Ramón Ribeyro.
Y para completar el canon debo mencionar a Stendhal,
Melville, Tolstoi y Eça de Queiroz. Pero también
me considero afortunado por ser contemporáneo
de Juan Bonilla, Fernando Royuela, Belén Gopegui,
Rodrigo Fresán, Nuria Barrios, Felipe Benítez
Reyes, Lola Beccaria, Juan Manuel de Prada, Espido Freire,
Jorge Eduardo Benavides, Andrés Neuman, Ana María
Fasce, Eduardo Jordá, Jorge Volpi, Javier Cercas
e Ignacio Martínez de Pisón, entre otros.
Me encanta saber que hay tanta gente talentosa que tiene
mi edad y de quienes puedo aprender.
L.G.- ¿Y qué
le une y separa de sus colegas peruanos, Bayly, Vargas
Llosa, Bryce Echenique....
F.I.- Mario y
Alfredo son algo más que dos autores peruanos
prestigiosos. Son personas a quienes admiro y aprecio
tanto en lo literario como en lo personal. Y estos sentimientos
los hago extensivos a Ernesto Sábato, Guillermo
Cabrera Infante y Jorge Edwards. Con Jaime Bayly es
distinto, pues ambos somos más próximos
en edad y vivencias. Jaime tiene mucho talento y considero
que Los últimos días de " La Prensa
" es una gran novela; pero también hay otros
estupendos escritores peruanos como Alonso Cueto, Iván
Thays, Carlos Herrera, Enrique Planas, Giovanna Pollarolo,
Leyla Bartet y Jorge Eduardo Benavides, cuyas obras
me encantaría que se conocieran tanto como las
de Jaime Bayly.
L.G.- ¿Qué
está escribiendo actualmente Fernando Iwasaki?
F.I.- Desde hace
meses trabajo en una novela histórica que transcurre
entre Lima y Sevilla a comienzos del siglo XVII, pero
no descarto publicar otras cosas antes de terminarla.
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Última modificación:
19-07-2017 11:21
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